continuación de "Un amor de sueño" de Cate

...(Pobre Eugenio Francisco Xavier de Santa Cruz y Espejo, primero tener un nombre tan largo sólo para poder estudiar y después aguantar tantos desaires de sus compañero, y, ¿sería amor a primera vista?¿María Chiriboga también se impactaría? Ya me imagino.Espejo, grueso, moreno, bajito, con la cara de indio, y con los ojos diferentes: enérgicos y varoniles, a pesar de que no se lo que significa varonil, pero es una palabra que usa la "licen" para describirlo y suena bonita, debe ser algo bueno que solo espejo tenía. Y María Chiriboga, si era hermosa y pertenecía a la clase rica de Riobamba, entonces debe ser algo así como la tía Susana que vive ahí: blanca, alta, de 1,60 o menos.Mamá dice que altas eran las chicas de 1,60. En fin, ella guapa, con unos ojos cafés , mejor verdes. No, no, debían ser cafés claritos. De pronto le queda mirando a Espejo y se enamora de él. Y Espejo sin poder alzar su mirada porque tenía el temor que aprendió a golpes en el colegio San Luis, solo le mira apenas, pero de pronto, sus ojos se topan y se enamoran...mmm.Aun así Espejo escribe la defensa de los curas insultando a María. el silencio y le dice:
Pero como ella no podía dejar que los curas se salgan con la suya, va a visitar al hombre que escribe tan bien, y que no se parece en nada a su gallada de niños bien con los que hace las fiestas en su casa y que para colmo no saben ni pensar.
Entra al pequeño cuartito de hotel donde se hospedaba el doctor. Se miran, callan, no saben que decir, porque a los dos, sus corazones jóvenes laten desbocadamente y ninguna palabra les sale. Solo Eugenio se atreve a romper el silencio y le dice:
-Señorita María...( Piensa que es hermosa y no sabe que decirle, querría besarle, pero el temor al rechazo no le deja actuar)
-Doctor Espejo, (siempre las mujeres más sueltas y más aun ella de clase alta y alegra) vengo a reclamarle por sus escritos). Se nota que se ha dejado llevar por los chismes en contra mío. Pero la verdad es que (no se parece en nada a mis amigos, es moreno, casi de mi tamaño  y se podría decir que hasta feo, con esos pelos negros y duros que se ha dejado crecer a los lados de los labios, pero tiene una mirada tan inteligente y profunda que le hace parecer guapísimo, diferente a todos los que he conocido...) mis amigos y yo no nos ocupamos de los curas, sino de las cosas que hacen y quedan impunes. He escuchado de usted que lucha por quitar la ignorancia de nuestra pueblo, entonces comprenderá mi situación.
-Señorita María, es un honor que haya venido a visitarme, pero lo hecho hecho está ( que arrepentimiento, es tan bonita y con una carita angelical que parece imposible que haga lo que dicen los curas) y no hay manera de enmendarlo.
-De todas formas , debía venir para conocerlo, me impresionó cuando lo vi, y personalmente quise ponerme a sus órdenes para que me conozca. Le invito a Guano a una hacienda que tengo allí, espero que venga para aclarar algunos puntos de sus escritos.
Y sale del cuarto, nerviosa y pensando que el Doctor Espejo era diferente.
Ella, le enviaba recados con sus criadas. Él le enviaba dibujos, escritos y presentes pequeñitos pero que decían mucho de sus ideas. Dibujos franceses sobre la libertad, escritos suyos sobre lo que pensaba de la sociedad y de ella.
El amor llegó a sus corazones. No podían dejar de verse. La gente hablaba de esa amistad. Pero ellos ajenos a todo  caminaban por el bosque y jardines de la hacienda de María. No podían besarse, no porque no querían, sino porque Espejo se sentía temeroso  de que alguien como ella lo amase. María en cambio, quería dejar atrás su fama de perdida y no quería darle una mala impresión al joven quiteño. El paso por Riobamba, se transformó en semanas, en las cuales el doctor se enfermó y como no hubo quien lo cuide María le dio posada en su casa. Le cuidó con esmero y mientras él deliraba de fiebre, ella lo miraba a su antojo, cuidándolo y deseando a cada minuto poder besarle y decirle que lo amaba.
Gracias a los cuidados de María, Espejo mejoró y tuvo que regresar a Quito para defenderse de sus enemigos, que querían meterle preso por sus crímenes contra su majestad. Cuando se despidieron no pudieron contener su amor, y se abrazaron, prometiendo volver a verse. Fue un único beso el que se dieron, pero que dejó marcados sus mentes y su alma. Debían volver a verse pronto.
Mientras se alejaba la carroza en la que Eugenio partía a Quito. María lloraba, se juraba a sí misma vender todas sus propiedades para vivir en la capital, junto a su amor y olvidarse de toda la vida vacía y sin sentido que hasta entonces había llevado. Recordó cada una de las palabras que Eugenio le dijo en sus largos paseos; que las personas somos iguales que lo único que los diferenciaba era la preparación, y que solo leyendo y estudiando, nuestra mente sería libre y podríamos conseguir lo que quisiéramos , que para evitar las enfermedades debíamos lavarnos las manos luego de estar con algún enfermo.
-¡Oh Dios mío! Cuánto lo amo. Iré a Quito y con todo mi dinero conseguiré darle el lugar  que le corresponde en la sociedad .
Sin poder contener su llanto, se desvaneció. Era un amor que no tenía derecho a vivir.
María se enteró que apenas Eugenio entró a Quito, lo aprendieron.
Sin  siquiera dudar, emprendió su viaje a visitarlo, y haría lo imposible por lograr su libertad. En el camino, antes de llegar a lo que hoy es Salcedo, una amigdalitis terrible, la detiene. Medio enferma,a continúa el viaje
, pero no alcanza a llegar para ver a su amor y ...)
-Otra vez señorita Zapata, está volando, atienda...y como les decía Espejo murió encarcelado el 27 de diciembre de 1749 y fue enterrado en el cementerio de los mestizos, negros y mulatos.
-Ve "licen", ESpejo si estaba enamoardo y si María llegaba a tiempo quizás lo hubiesen enterrado en alguna iglesia en el cementerio de los blancos.
-Señorita Zapata, ¿qué está diciendo?. No ha entendido nada. ¿Le mando nuevamente al DOBE?.

Debo y Cate : A nuestra lectora que nos pidió que completemos nuestros cuentos, ahí le va el fin de éste.
Les contamos que vamos a ir publicando las cosas que hemos escrito y por las que hemos ganado algunos premios. No con la idea de hacernos las interesantes, sino para que opinen sobre lo que pensamos de nuestro mundo basándonos en lo que hemos leído.